La muerte de Alberto Carlos Garro, vigilador de la empresa Activo de Mendoza, ha generado repercusión en San Juan, donde varias empresas locales estarían en situaciones laborales similares, encendiendo alarmas entre los trabajadores del sector. Se prevé que los organismos competentes intensifiquen los controles en las condiciones de trabajo de las empresas de seguridad privada.
Garro falleció mientras cumplía funciones en un barrio privado de Rodeo de la Cruz, en Guaymallén, provincia de Mendoza. Según trascendió, llevaba más de 78 horas consecutivas trabajando, lo que habría ocasionado su descompensación fatal. Cuando finalmente llegó su relevo, fue encontrado tendido en el piso. Al principio se creyó que estaba dormido, pero se determinó que llevaba horas sin vida.
En los días previos, había estado asignado a un puesto fijo durante tres días seguidos y luego fue trasladado a otro servicio sin tiempo de descanso, una situación que, según los especialistas, expone los riesgos de las jornadas laborales extremas en el sector de la seguridad privada.
Este trágico hecho pone en evidencia la precarización laboral que enfrentan muchos vigiladores en la región. La empresa Activo de Mendoza no ha emitido declaraciones oficiales, mientras que familiares y colegas del fallecido exigen explicaciones y justicia.
En San Juan, los sindicatos y trabajadores del sector han manifestado preocupación ante la posibilidad de que empresas locales incurran en prácticas similares, lo que podría derivar en tragedias evitables. Se espera que las autoridades provinciales realicen inspecciones rigurosas y refuercen las normativas para garantizar condiciones laborales dignas y seguras.
La muerte de Alberto Carlos Garro reabre el debate sobre la regulación del trabajo en el ámbito de la seguridad privada, subrayando la importancia de proteger a quienes desempeñan un rol fundamental en la sociedad.
