El oficialista no se apartó de la campaña del miedo y hasta se animó a presentarse como el “cambio”. Milei, a la defensiva, dejó pasar una oportunidad ante una gestión en crisis.
En el reciente debate presidencial entre Sergio Massa y Javier Milei, el candidato oficialista se destacó por su habilidad oratoria y estrategia para mantener a Milei a la defensiva. Aunque Milei abordó temas económicos, Massa logró desviar la atención, presentándose como el candidato del “cambio” ante una gestión en crisis.
A pesar de los cuestionamientos sobre la economía y los años de gestión, Massa evitó abordar promesas incumplidas y datos desfavorables. El experimentado Massa, con participación en nueve de las últimas 11 elecciones, demostró su destreza en debates televisivos.
La estrategia central de Massa fue evidente: desviar la atención de los fracasos de su gobierno y presentarse como la opción de cambio en un contexto donde los argentinos expresan su deseo de cortar con el oficialismo. Aunque Milei abordó cifras económicas desfavorables, Massa logró mantenerse a la ofensiva.
Con la victoria contundente de Massa en la primera vuelta, parecía tener una posición sólida para el balotaje. Sin embargo, la competencia se volvió más pareja, con encuestas indicando una paridad entre Massa y Milei. La incertidumbre recae en el porcentaje significativo de indecisos y aquellos inclinados hacia el voto blanco o nulo.
El próximo domingo será crucial para determinar no solo el ganador del debate sino, lo más importante, el ganador de la elección. La estrategia persistente de Massa es mostrar que Milei podría ser peor, llevando la campaña del miedo al extremo. Las consultoras evaluarán cualquier movimiento en este contexto, y la decisión final recaerá en los votantes el día de las elecciones.