La implementación de la Canasta Básica Energética se retrasa nuevamente debido a dificultades en el cruce de datos, posponiendo la quita de subsidios en las tarifas de luz y gas prevista por el Gobierno.
El Gobierno argentino nuevamente retrasa la eliminación de los subsidios a las tarifas de gas y electricidad, como parte de su plan para alcanzar el superávit fiscal. La implementación de la Canasta Básica Energética (CBE), inicialmente esperada para abril, luego postergada a mayo, ahora se prevé para junio o julio.
Este retraso se debe a la dificultad en el cruce de datos necesario para determinar qué hogares continuarán recibiendo asistencia en sus facturas de energía. La Jefatura de Gabinete y el Ministerio de Economía trabajan en encontrar la sintonía adecuada para este proceso.
El ministro de Economía, Luis Caputo, había previsto un recorte del gasto de subvenciones a las tarifas este año, pero el empeoramiento de la situación social llevó a buscar una calibración distinta en el ajuste. La idea es que un porcentaje máximo de la CBE represente el ingreso familiar, subsidiando al hogar hasta alcanzar su canasta básica.
El compromiso con el Fondo Monetario Internacional era aumentar las tarifas eléctricas en un 200% y las de gas en un 150%, pero la mayoría de los usuarios seguirán pagando menos del 10% del costo del servicio. La otra pata del plan, la CBE, contempla las necesidades básicas de consumo de electricidad y gas de los hogares, pero su implementación se retrasa debido a la complejidad en el cruce de datos.
El esquema actual de subvenciones marca tres universos de ingresos, pero el atraso tarifario ha generado un gasto en subsidios considerable en los últimos años. El Gobierno reconoce la necesidad de hacer los ajustes correctamente y busca apuntalar la desaceleración de la inflación mediante diversos mecanismos, incluyendo la postergación de incrementos y el mantenimiento del tipo de cambio oficial congelado.
Los subsidios a la energía representaron el 1,5% del Producto Bruto Interno en 2023, una baja respecto a años anteriores, pero siguen siendo una parte significativa del déficit fiscal primario. En este contexto, la eliminación de los subsidios se vuelve crucial para la estabilidad económica del país.